Impacto del turismo sostenible en las comunidades indígenas y rurales
En otros artículos hemos hablado ampliamente de las características que el turismo sostenible debe tener para ser considerado como tal, además de los variados beneficios que suponen para la madre tierra.
Hoy vamos a centrarnos en cómo esa elección responsable – la de comportarnos como un turista sostenible- impacta muy especialmente en las comunidades indígenas y rurales.
Comencemos por algo que puede resultar obvio pero cuyos matices son importantes.
¿Qué es una comunidad indígena?
Este tipo de comunidades se caracteriza por pertenecer a un pueblo que comparte identidad étnica, cultural, lingüística y casi siempre, territorial.
Se caracterizan además por tener fuertes costumbres, tradiciones, creencias, rituales y vestimentas. Todo ello está arraigado profundamente en la estructura comunitaria y se comparte una forma de vida que va de generación en generación.
Es habitual además que tengan una lengua propia que es clave para su identidad cultural y su organización social y política poco tiene que ver con las que estamos habituados apoyándose mucho más en decisiones colectivas que repercuten en el bienestar del grupo.
Las comunidades indígenas, y es aquí donde podemos marcar una gran diferencia aplicando el turismo sostenible, consideran su territorio no sólo un lugar en el que vivir si no un elemento fundamental, con vida propia y con espiritualidad.
Aunque en muchos países estas personas tienen derechos reconocidos a nivel nacional e internacional, no son pocos los problemas a los que se siguen enfrentando principalmente debido a la explotación de sus tierras y recursos, las influencias externas y el impacto que la globalización tiene en ellos.
En el caso de Colombia y según datos del Gobierno existen 85 comunidades indígenas, si bien organismos especialistas en trabajar con ellas sobre el terreno como la Organización Nacional Indígena de Colombia las cifran en 102.
Entre sus tribus más representativas están las comunidades Wayú, Arhuaco o Emberá y se calcula que cerca del 4% de la población total del país pertenece a algún grupo indígena.
Las comunidades rurales
Podríamos decir que una comunidad rural cuenta con varias características fácilmente identificables como es vivir en áreas no urbanizadas, con baja densidad de población y cuya fuente principal de ingresos proviene de actividades agrícolas, ganaderas, forestales o pesqueras.
Las áreas donde residen suelen estar alejadas de centros urbanos y cuentan con paisajes naturales como bosques, costas…
En este tipo de comunidades el mercado local es clave y las relaciones sociales son más cercanas y profundas.
En materia de costumbres y tradiciones, suelen ser más conservadoras y con un mayor grado de religiosidad.
Ahora que ya tenemos una idea aproximada de la forma de vida de estos ciudadanos y ciudadanas, veamos hasta qué punto podemos ayudarles y ayudarnos a la hora de hacer turismo.
El impacto de nuestras acciones
Decidir realizar turismo de forma sostenible genera en estas comunidades más ingresos que el turismo tradicional. Si, por ejemplo, en lugar de una empresa turística contratamos a un guía local para nuestras excursiones el dinero repercutirá directamente en su familia y entorno. Lo mismo ocurre si adquirimos artesanías o alimentos manufacturados (no dejéis de probar el queso del Caquetá o el bizcocho de las achiras del huila…).
Esta riqueza que dejamos en la comunidad puede facilitar a su vez la creación de pequeñas empresas o cooperativas de manera que la comunidad siga manteniendo su control económico y sus recursos. Además, generar riqueza revierte en poder invertir en conservar y promover su herencia.
Otro apartado a tener en cuenta es que la sostenibilidad mantiene mejor el patrimonio cultural y la identidad ya que respeta sus costumbres y prácticas culturales.
En resumen, ejercer el turismo sostenible nos proporciona una experiencia más rica en nuestro viaje, contribuye al bienestar de las personas autóctonas y mantiene su riqueza cultural y de tradiciones para que pueda ser vivida por futuras generaciones.