Probablemente, si hiciésemos una encuesta, la mayoría de los consumidores y consumidoras se mostraría a favor de adquirir productos sostenibles y con conciencia ecológica. Sobre el papel las intenciones son buenas, pero hay que tener en cuenta ciertos factores que hacen que el usuario no llegue a adquirir estos productos de una forma tan habitual como los artículos realizados con procesos industriales poco respetuosos.

El primer escollo es que a veces no son fáciles de encontrar. La falta de tiempo y los hábitos de compra nos impulsan a visitar, una vez más, esa gran superficie donde todo lo tenemos a mano.

Otro es el precio. Estos productos no suelen ser fabricados a grandes escalas ni detrás de ellos suele haber enormes multinacionales. Es por eso, que su coste suela ser más elevado y si bien, en la mayoría de los casos, son más duraderos y eficientes, es difícil convencer al comprador que tiene un presupuesto ajustado.

Uno de los países de Latinoamérica que más se está volcando por el sector ecosostenible es Colombia, un país de riquísima naturaleza y que cuenta con todo lo necesario para elaborar productos de altísima calidad sin comprometer a su entorno.

Primeros pasos

¿Cómo podemos entonces comenzar a cambiar nuestra forma de comprar, por ejemplo, al visitar Colombia?

Quizás nuestra situación económica y falta de tiempo no nos permita apostar al 100% por una compra sostenible, pero podemos empezar por determinados productos e ir comprobando sus ventajas.

Lo primero a tener en cuenta es que su compra ofrece beneficios tanto para el medio ambiente como para las personas y las comunidades.

El primero de ellos es la reducción de la huella de carbono. Sus procesos de producción son más eficientes y utilizan materiales reciclado o renovables. Esto está muy relacionado con la conservación de los recursos naturales ya que disminuye la exportación excesiva y ayuda a preservar los ecosistemas.

Esta forma de fabricar los productos minimiza el uso de elementos químicos tóxicos lo que reduce la contaminación de los terrenos adyacentes, el agua…

Apoyo a la economía local

Muchos de los productos sostenibles puedes encontrarlos en modestas tiendas de barrio, pequeñas empresas unipersonales…cada producto está hecho de manera única, con pasión y cariño. Adquirirlos no sólo será un regalo para ti mismo/a si no que pondrá un granito de arena a fortalecer la economía local de la ciudad o pueblo en el que te encuentres.

Jabones que huelen a cielo, trozos de queso de sabor inolvidable…el producto con conciencia ecológica tiene mucho que ofrecer.

Beneficios sociales

Las empresas sostenibles suelen tener un fuerte compromiso con la ética. Así, en caso de disponer de empleados, es muy probable que les ofrezcan unas condiciones justas y un trato amable y familiar.

Además, el entorno en el que ellos trabajan al estar libre de procesos industriales y tóxicos también es bueno para la salud.

Nuestra compra sirve además para educar y dar ejemplo. Si a la vuelta de tus vacaciones en un destino o simplemente de una tarde de compras en tu ciudad vuelves con una loción natural y sostenible que encanta a tu familia es más que probable que ellos tomen ejemplo y repitan tu acción.

Lo mismo ocurre si compras regalos. ¿De verdad crees que el típico souvenir de aeropuerto puede competir con un precioso sombrero vueltiao, símbolo inequívoco de Colombia? 

Si todo esto no fuera suficiente piensa que detrás de cada compra con conciencia estas ayudando a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas, que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos.

¿Te hemos convencido ya?